martes, 18 de enero de 2011

Genereación del 98

La Generación del 98 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la Guerra Hispano-Estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.

Se inspiraron en la corriente crítica del canovismo denominada regeneracionismo y ofrecieron una visión artística en conjunto en La generación del 98. Clásicos y modernos.

Estos autores, a partir del denominado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Pronto, sin embargo, siguió la polémica: Pío Baroja y Ramiro de Maeztu negaron la existencia de tal generación, y más tarde Pedro Salinas la afirmó, tras minucioso análisis, en sus cursos universitarios y en un breve artículo aparecido en Revista de Occidente (diciembre de 1935), siguiendo el concepto de "generación literaria" definido por el crítico literario alemán Julius Petersen; este artículo apareció luego en su Literatura española. Siglo XX, 1949.

José Ortega y Gasset distinguió dos generaciones en torno a las fechas de 1857 y 1872, una integrada por Ganivet y Unamuno y otra por los miembros más jóvenes. Su discípulo Julián Marías, utilizando el concepto de "generación histórica", y la fecha central de 1871, estableció que pertenecen a ella Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Carlos Arniches, Vicente Blasco Ibáñez, Gabriel y Galán, Manuel Gómez Moreno, Miguel Asín Palacios, Serafín Álvarez Quintero, Pío Baroja, Azorín, Joaquín Álvarez Quintero, Ramiro de Maeztu, Manuel Machado, Antonio Machado y Francisco Villaespesa.

La crítica al concepto de generación fue realizada inicialmente por Juan Ramón Jiménez en un curso dictado en los años 50 en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras), y luego por un importante grupo de críticos que va desde Federico de Onís, Ricardo Gullón, Allen W. Phillips, Yvan Shulman, y termina con las últimas aportaciones de José Carlos Mainer, Germán Gullón y Cristián H. Ricci, entre otros. Todos ellos han puesto en duda la oposición del concepto de generación del 98 y de Modernismo.

CONTEXTO HISTÓRICO
Los años comprendidos entre 1875 y 1898 son de hastío creativo debido al proyecto de la Restauración de Cánovas. Cuando España pierde en 1898 las colonias la sociedad vuelve a poner el dedo en la llaga de la Revolución de la Gloriosa. La literatura del Realismo se halla anquilosada y, pese a su estabilidad, la vida política se encuentra corrompida por la oligarquía, el caciquismo y el régimen de turno de partidos, que se está descomponiendo en banderías internas en el seno de los grandes partidos progresista y conservador, mientras que un tercer gran partido, el democrático, permanece marginado y ninguneado por el reparto canovista del poder. Las perspectivas profesionales de los escritores noventaiochistas habían alcanzado su cima (o estaban haciéndolo). Los más viejos se acercan a la edad de Galdós y los más jóvenes a la de Unamuno. Esto significa, en contraste con la generación del 98, que se habían formado espiritualmente en los tiempos de la Revolución de Septiembre.

Lo importante de considerarlos en conjunto es el hecho de que han vivido dos épocas emocional e intelectualmente distintas.

    La revolucionaria: efervescencia ideológica, afán de reforma y confianza en la virtud correctora de los programas políticos.
    La restauradora: atonía de los espíritus, el apocamiento con que se abordan ineludibles problemas, la sospecha que inspira toda idea de cambio y la creciente desconfianza en la política vigente.

Se trata pues de hombres doblemente engañados ya que vieron fracasar dos estructuras políticas de cariz contradictorio (Revolución y Restauración). De estos dos experimentos políticos los intelectuales del 98 sacaron una misma conclusión: la urgencia de buscar en zonas de pensamiento y actividad ajenas a la política los medios de rescatar a España de su progresiva catalepsia [muerte aparente].

La primera repulsa intelectual tuvo lugar en los albores de la Restauración. En 1876 Francisco Giner de los Ríos funda la Institución Libre de Enseñanza. Su tarea constituye el repudio indirecto de la enseñanza oficial, probadamente ineficaz e insuficiente en aquélla época, y sujeta a la agobiante tutela de los intereses políticos y religiosos.

Se planteó entonces el problema de la personalidad histórica de España (así como lo hiciesen en Francia poco antes tras la derrota de Sedán). Unamuno estudió el casticismo, Ricardo Macías Picavea la pérdida de la personalidad, Rafael Altamira la psicología del pueblo español, Joaquín Costa la personalidad histórica de España…

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