martes, 19 de julio de 2011

Tema 3 La novela realista

La novela en el siglo XIX: realismo y naturalismo.

La segunda mitad del siglo XIX es la época del realismo, movimiento literario que triunfa en Europa hacia 1850 y que se propone, coomo principal objetivo, reflejar fielmente la realidad contemporánea.
Si la imaginación y el sentimiento eran características esenciales  del Romanticismo, la nueva tendencia artística se basa en la observación y descripción del mundo que rodea al escritor.
Contexto histórico, social y cultural.
La burguesía se consolida en los países europeos como clase social dominante y tiende hacia posiciones conservadoras. Su espíritu práctico se impone en la mentalidad de la época.
El auge de la burguesía va unido en los países europeos occidentales de Europa a un gran desarrollo industrial y comercial.
Aparece también por esta época una nueva clase social, el proletariado urbano, que se organiza para reinvindicar sus derechos. Los enfrentamientos entre los movimientos obreros y la burguesía, característicos  de la incipiente sociedad capitalista e industrial, son una de las constantes en la segunda mitad del XIX, y se verán reflejados en la literatura.
Frente al idealismo romántico, surge ahora una nueva corriente de pensamiento: el positivismo. Ellos argumentan que el saber ha de basarse en datos y hechos positivos, es decir, en realidades que puedan comprobarse.
La novela, expresión literaria del realismo.
El género fundamental del realismo es la novela. En ella se recogen gran variedad de escenarios y se retratan multitud de personajes, cuyos conflictos con la sociedad son muchas veces el centro del argumento.
La novela se concibe como un espejo a lo largo del camino, que refleje unos hechos verosímiles protagonizados por personajes copiados del natural, es decir, extraídos de la realidad social de la época, y en lugares reconocibles. Ese papel de espejo de la novela se ejerce en dos direcciones: por un lado, la descripción de ambientes, costumbres y formas de vida colectivas; por otro, la descripción de caracteres y personajes.
Para retratar esa realidad con objetividad, el escritor se basa en la observación y la documentación. El deseo de objetividad lleva al escritor a adoptar el papel de un cronista imparcial, en forma casi siempre de narrador omniscente.
Estructuralmente, la novela realista suele ser lineal, esto es, los hechos se presentan en el mismo orden temporal en que suceden, y organizados según el tradicional esquema de presentación, nudo y desenlace.
El naturalismo
Es una forma especial de realismo que surge en Francia en las últimas décadas del XIX. Su creador fue el novelista Émile Zola, que tomó de las teorías filosóficas y científicas de la segunda mitad del XIX las bases de su doctrina:
-El determinismo biológico y social.
-El método experimental.
La aplicación de lo anterir da como resultado una novela en la que predominan los asuntos relacionados con lo más sórdido y miserable de la sociedad: alcoholismo, bajas pasiones, ambientes marginados, etc...
La novela realista en España
Se inicia hacia mediados del siglo con el llamdo prerrealismo (Fernán Caballero y Pedro Antonio de Alarcón). Es un realismo impregnado aún de elementos románticos, pero la descripción, más o menos objetiva, de escenas, costumbres y personajes de la vida cotidiana sustituye a las evocaciones históricas o legendarias del Romanticismo.
La novela realista alcanza su apogeo a partir de la Restauración, en la década de los 70 y los 80, con Juan Valera, José Mª. de Pereda, Benito Pérez Galdós, Lopoldo Alas Clarín y Emilia Pardo Bazán.
Cabe destacar también la tendencia a ambientar las obras en un entorno regional, con un propósito descriptivo. Así, en las novelas de Valera se refleja Andalucía; en las de Pereda, Cantabria; en las de Galdós , Madrid; en las de Clarín, Asturias; en las de Pardo Bazán, Galicia.
Son frecuentes en esta época las llamadas novelas de tesis, en las que el argumento y los personajes se toman como excusa para ensalzar una ideología o defender unas ideas.

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